Carta a una señorita en París


 No sé cómo resisto, Andrée. Usted recuerda que vine a descansar a su casa. No es culpa mía si de cuando en cuando vomito un conejito, si esta mudanza me alteró también por dentro -no es nominalismo, no es magia, solamente que las cosas no se pueden variar así de pronto, a veces las cosas viran brutalmente y cuando usted esperaba la bofetada a la derecha-. Así, Andrée, o de otro modo, pero siempre así.


Mujeres trabajando




Viñetas Budistas







El Gran Wood






grafito





"Los 3 cerditos"






Gato negro





El hambre se apoderó de el...